- Aunque todavía se desconoce el origen de los objetos voladores derribados en Estados Unidos y Canadá, la Administración de Joe Biden descartó que se trate de algún contacto de otro mundo. En cambio, se creó un equipo de expertos para estudiar si pone en riesgo la seguridad nacional
La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, aclaró que no hay ninguna amenaza extraterrestre detrás de los tres objetos voladores derribados los últimos días en Estados Unidos y Canadá. Aunque todavía no se conoce su origen, descartó esta teoría durante una rueda de prensa el 13 de febrero.
“No hay indicios de alienígenas o de actividad extraterrestre en estos recientes derribos. Quería asegurarme de que el pueblo estadounidense lo supiera y es importante que lo digamos desde aquí”, enfatizó.
Su declaración viene precisamente para calmar el revuelo generado el 12 de febrero por el jefe del Comando de la Defensa Aeroespacial de América del Norte (Norad), Glen VanHerck. En su momento, el general afirmó que “no se descarta nada” sobre el origen de los extraños objetos, lo que se interpretó en redes sociales como la sospecha de una supuesta incursión extraterrestre.
Avistamiento en China
Medios de comunicación de China reportaron el 14 de febrero que las autoridades se preparan para derribar otro objeto que apareció hace tres días en la provincia de Shandong. De acuerdo con la revista Forbes Argentina, desde el domingo, el gobierno chino alertó a los pescadores de la ciudad de Rizhao que tomen precauciones.
Esta ciudad es además fronteriza con Corea del Sur, país que hasta ahora se ha pronunciado sobre el tema. Se desconoce si el objeto es similar a los vistos en Norteamérica, y el cual ha sido descrito como del tamaño de un carro pequeño, sin alas ni propulsores visibles. El primer avistamiento ocurrió en Alaska, Estados Unidos, siendo derribado por aviones caza el 10 de febrero. Apenas un día después, otro de forma cilíndrica apareció en la región de Yukón, en Canadá, y un tercero, esta vez de forma octogonal, en el estado de Michigan. Ambos también atacados por la aviación estadounidense.
Precisamente con China ocurrió también este mes un incidente relacionado a unos globos que flotaron desde ese país hasta el continente americano sin una razón clara. El primero apareció también en Alaska, y durante una semana atravesó Estados Unidos vigilado por las autoridades, hasta ser derribado al llegar al océano Atlántico el 4 de febrero. Un segundo fue visto por Latinoamérica, llegando a ser visible en Venezuela, sobre los cielos de Maracaibo.
Mientras China aseguró que se trataba de globos metereológicos que se desviaron de su curso, en Washington se sospechó de un posible intento de espionaje, lo cual justificó su destrucción. Esto tensó las ya delicadas relaciones diplomáticas entre los dos países, justo en el momento en que aparecen ahora estos nuevos objetos, al parecer desconocidos para ambos gobiernos.
¿Es correcto llamarlos ovnis?
Técnicamente sí, aunque el término se encuentra en desuso. Ovni es la sigla para objeto volador no identificado, o en inglés, unidentified flying object (UFO). Este se comenzó a emplear a finales de los años cuarenta, cuando el gobierno de Harry Truman encargó el Proyecto Signo (luego Libro Azul), para investigar posibles amenazas en el espacio aéreo estadounidense.
La palabra ovni comúnmente aparecía en reportes de inteligencia, pero casi siempre con una connotación militar. Se usaba para referirse a prototipos de naves o cohetes disparados por naciones, y en especial desde la Unión Soviética en el contexto de la Guerra Fría. Es decir, que valía para describir cualquier avistamiento de objetos extraños en el cielo más allá de su procedencia, como en efecto ocurrió con los vistos recientemente en Estados Unidos, Canadá y China.
Sin embargo, luego del accidente de 1947 en Roswell, Nuevo México, donde un presunto ovni se estrelló en un rancho local, la palabra comenzó a asociarse cada vez más con fenómenos paranormales y visitas de extraterrestres. Esto quedó muy grabado dentro de la cultura estadounidense, al grado de volverse casi sinónimos.
Por ese motivo, en un informe sobre este tipo de objetos desclasificado en 2021, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) se refirió a ellos por primera vez como unidentified anomalous phenomena (UAP). En español, se traduce como fenómeno aéreo no identificado (FANI). Desde entonces, varias agencias y departamentos del país han ido acuñando este término, precisamente para separarlo de las teorías de conspiración se apropiaron de ovni.
Bajo vigilancia
En la misma rueda de prensa de Jean-Pierre, también habló el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby. Aunque reconoció que aún no se sabe su propósito ni detalles técnicos, coincidió en que la teoría de las naves extraterrestres ya fue descartada. En este sentido, informó que la Administración de Joe Biden creó un equipo de especialistas para recuperar y estudiar estos objetos.
“El presidente, a través de su asesor de seguridad nacional, ha encargado hoy a un equipo de diversas agencias que estudie las implicaciones más amplias acerca de la detección, el análisis y la eliminación de objetos aéreos no identificados que planteen riesgos para la seguridad o la protección”, declaró.
Justificó la decisión de derribarlos en que ponían en riesgo las operaciones de aviación civil en la zona, razón por la cual el espacio aéreo de esos estados se cerró mientras los objetos estaban en el cielo. También dijo que una de las misiones del equipo será determinar si suponían además una amenaza para la seguridad nacional estadounidense, ya vulnerada luego del incidente del globo chino.
Sobre la información que se tiene de los objetos misteriosos, indicó que “no tienen propulsores”. Agregó que tampoco eran operados de forma remota, sino que simplemente parecían dejarse llevar por el viento. También dijo que no se observaron potenciales sistemas de vigilancia, aunque es algo que todavía no descartan.
Sin rastro
Un hecho es que, a pesar de que ya pasaron cuatro días desde que se derribó el primer objeto, todavía no se han recuperado ninguno de los tres. Kirby admitió que cada uno de ellos cayó en sitios de difícil acceso, pero que la prioridad del Pentágono ahora es encontrarlos para su estudio.
Al respecto, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, explicó que el primer objeto cayó en las costas de Alaska, pero debido al mal tiempo y al hielo ha sido complicado hacer las labores de búsqueda. Una situación similar ocurre con el segundo. Dijo que cayó en una zona remota de Yukón, a la que tampoco se ha podido llegar por lo hostil del terreno. En cuanto al tercero, quedó en el fondo del lago Hurón, en Michigan, por lo que los equipos submarinos ya emprendieron su recuperación.
De lo que el gobierno estadounidense sí ha recogido suficientes fragmentos ha sido del globo, el cual Beijing asegura que solo tenía equipos de investigación climática. Kirby indicó que el Comando Norte revisó el sensor principal, sistemas electrónicos y parte de la estructura, determinando que el globo hacía una misión de reconocimiento.
Austin adelantó que en el Pentágono se sospecha de que China podría estar también detrás de los objetos misteriosos. Esta afirmación no es compartida por Kirby, quien evitó relacionar ambos incidentes. Aun así, dijo que después de la aparición del globo, Estados Unidos y Canadá recalibraron sus radares para detectar objetos a baja velocidad, lo que permitió dar con ellos. “Una de las razones por la que estamos viendo más es que los estamos buscando más”, afirmó.