- A tan solo cinco meses de su lanzamiento, el billete de más alta denominación en Venezuela solo sirve para pagar un pasaje (de ida y vuelta) en autobús. Foto: EFE
Nació en marzo, sin mucho brío, cuando se cambiaba por 52 centavos de dólar. Pero el billete de un millón de bolívares pasó semanas sin ser visto en Venezuela, invisible cual Bin Laden. Ahora, que ya circula ampliamente, la implacable devaluación lo ha llevado a cambiarse por menos de 25 centavos, por lo que está abocado a desaparecer.
“Mira nada, ni siquiera un caramelo. Con esto pagas un pasaje de (autobús de) aquí a la esquina y de regreso. No vas a ningún lado”, explica a Efe Maribel Ramírez, una ciudadana de Caracas que lleva uno de esos billetes en la mano y responde a la eterna pregunta de qué se puede comprar con él.
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En tono azul, sin muchas florituras y con el rostro de Simón Bolívar reconstruido por el régimen venezolano en 2012 a su imagen y semejanza, el billete palidece cada día frente a un dólar en el que la mayoría de los ciudadanos hacen sus cálculos y que es ya la moneda casi hegemónica en Venezuela.
Además, este jueves 5 agosto el Banco Central de Venezuela (BCV) informó que a partir del 1° de octubre entrará en vigencia el bolívar digital. Se le eliminarán seis ceros a la moneda. Esto acelerará mucho más la corta vida del billete de un millón de bolívares.
Una búsqueda entre autobuses
La devaluación constante del bolívar, que ha devorado la capacidad adquisitiva de los venezolanos conforme crecía con la inflación, muestra su cara más dura con la corta vida que ha dado a un billete nacido con más valor para los coleccionistas que para los ciudadanos.
Ramírez explica que en abril, cuando comenzó a verse el billete azul, el dólar rondaba los dos millones de bolívares y por cada paquete de arroz pagaba 1,4 millones de bolívares.
Y a este bolívar, nacido oficialmente como u0022soberanou0022, le faltan ocho ceros, pues ya ha vivido dos reconversiones monetarias -las que hicieron transitar del original al u0022fuerteu0022 y al actual u0022soberanou0022- y una nueva reconversión entrará en vigencia el 1° de octubre.
Con ese escaso valor, hoy “el millón” solo se usa para pagar un billete (de ida y vuelta) en el autobús en la capital o para pagar a vendedores ambulantes.
Son comerciantes informales como Orlando Viloria, que recorre las calles de la popular barriada caraqueña de Catia. En la Plaza Sucre, a la sombra de la estatua de otro prócer que dio nombre a una moneda ya fallida, vende una suerte de ponche casero. Una bebida azucarada y navideña que elabora él mismo.
En marzo, cuando salió el billete, un vaso de ese brebaje lo vendía por 300.000 bolívares; hoy, tal y como anuncia en su carrito, tiene un precio que va de 700.000 a 1,5 millones.
Su principal problema, es que los elementos con los que prepara su ponche los paga en dólares. Si calcula en bolívares, “aumentan de un día para otro”.
“El azúcar lo comprábamos en 2.300 (2,3 millones) y ahora hasta un dólar están pidiendo por un kilo”, precisa.
Se enfrenta entonces a un dilema muy similar al que afrontan la mayoría de los venezolanos: recibe a diario una moneda con la que no puede comprar casi nada y que, por tanto, debe usar rápidamente para cambiar por dólares.
Si no lo hace y, por ejemplo, espera a llegar a una cantidad determinada de bolívares para comprar billetes en la divisa estadounidense, corre el riesgo de que el valor de lo que tiene en el bolsillo se evapore por la devaluación diaria.
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Nueva reconversión en octubre
Desde hace semanas, en Venezuela no dejaba de hablarse de otra cosa: muchos esperaban una nueva reconversión monetaria. Ese día llegó el jueves 5 de agosto, cuando el Banco Central de Venezuela anunció que se le eliminarán seis ceros a la moneda en octubre.
u0022Soy del año 61 y desde que tengo uso de razón (…) nunca se había visto esto aquíu0022, asegura Guillermo, vecino de Catia, acerca de la fugacidad de un billete que u0022cinco años atrás era una fortunau0022 y u0022ahora no es nadau0022.
Sin embargo, este caraqueño, que no desvela su apellido y pasa las horas leyendo el periódico, explica que él no quiere renunciar a tener una moneda propia, pese a que ahora los venezolanos se volvieron “locos por el dólar”, que “cada día sube, sube y sube”.
“Es una locura”, concluye.
El billete de un millón nació en marzo, aunque se distribuyó en abril, y se universalizó poco después. Ahora ya parece esperar solo la fecha de defunción definitiva.
Con información de EFE