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  • La región, ubicada entre Colombia y Panamá, constituye uno de los mayores retos para los caminantes que intentan llegar hasta Estados Unidos. Su geografía inhóspita y la presencia de bandas criminales lo convierten en un punto de alto riesgo para los venezolanos, quienes pueden perder la vida en sus senderos

Las imágenes en redes sociales muestran filas de personas caminando sobre un riachuelo. Cargados con mochilas o con lo poco que llevan encima, van empapados y las piernas cubiertas de lodo hasta las rodillas. Están en la región de Darién, una selva de más de 575.000 hectáreas conocida como “el Tapón de Darién” o “el infierno selvático”

Su complicada geografía, llena de pantanos y ríos caudalosos, la convierte en uno de los puntos más difíciles de acceder en el mundo. De hecho, es el único tramo en el que se corta la carretera Panamericana, que va desde Alaska hasta Argentina y Chile. Aun así, eso no ha impedido que cientos de personas se adentren en su interior con un solo destino: llegar a Estados Unidos.

En los últimos años este paso se ha llenado de un crisol de nacionalidades que esperan incorporarse a las caravanas de migrantes centroamericanos. En estos grupos se ven haitianos, cubanos e incluso personas provenientes de lugares remotos como Angola, Senegal y Bangladesh. Una de estas diásporas, quizás la más grande dentro de la marcha, es la de migrantes venezolanos. Muchos ya superaron el reto de atravesar caminando el páramo colombiano o la árida Guajira en busca de mejores oportunidades. Sin embargo, su trayecto con frecuencia acaba convirtiéndose en una pesadilla.

David Smolansky, comisionado de la Organización de Estados Americanos (OEA) para la crisis de refugiados y migrantes venezolanos, afirmó el 13 de julio que solo en la última semana cuatro venezolanos perdieron la vida intentando cruzar la selva del Darién. Uno de ellos fue Víctor Rincón, oriundo de Mérida, y cuyo cuerpo fue recuperado el 12 de julio luego de ser arrastrado por el río El Abuelo. Poco después encontraron los restos de Luz Asleidys Steile Arguelles y su hija Luised Chirinos Steile, quienes murieron en condiciones similares.

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Es difícil tener una cifra exacta de los decesos en Darién, debido a la forma irregular en que los guías, conocidos como “coyotes”, trasladan a los migrantes. No obstante, se sabe de al menos otros siete venezolanos actualmente desaparecidos en la selva. Smolansky agregó que en 2021 se conoció la muerte de 94 venezolanos en rutas migratorias, siendo el tercer grupo con mayor mortalidad, después de los mexicanos (154) y guatemaltecos (129).

¿Dónde se encuentra el Tapón del Darién?

Madre e hija venezolanas murieron al intentar cruzar la selva del Darién
Foto: Cortesía

Se trata de una frontera natural que separa a Colombia y Panamá, aunque se extiende por ambos países. En un principio, cuando Panamá aún formaba parte de la República de Nueva Granada, estaba unificado bajo el Territorio de Darién, que existió entre 1846 y 1850. Tras su separación, la mayor parte quedó en Panamá, siendo actualmente la Provincia de Darién. Por el lado colombiano, ocupa gran parte del norte del Departamento de Chocó.

En su lado panameño está protegido por el Parque Nacional Darién, uno de los más grandes de Centroamérica. Fue declarado en 1981 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y en 1983 se incluyó en el programa de Reservas de la Biósfera. Alberga además una gran cantidad de comunidades indígenas, como Emberá-Wounaan, Madungandí y Wargandí. A pesar de ser un territorio bastante virgen, en la actualidad sus ecosistemas se ven afectados precisamente por la estela de basura y campamentos improvisados que dejan los migrantes en su paso.

La región de Darién es apenas el primer punto de un largo camino para aquellos que desean ir a Estados Unidos. Además de Panamá, deben atravesar Costa Rica y Nicaragua, para luego sumarse a las caravanas migrantes de El Salvador, Honduras y Guatemala. Finalmente llegan a México, donde muchos se suben al techo del tren de carga apodado “La Bestia”, y considerado como un viaje extremadamente peligroso. Bien sea a pie o en tren, el punto decisivo es la frontera, donde a pesar de ya estar en Estados Unidos se corre el riesgo de morir ahogado en el río Bravo o a la intemperie del desierto, evitando a las patrullas fronterizas.

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Naturaleza salvaje

La mayoría de los migrantes comienzan su viaje al Darién en el pequeño poblado de Necoclí, en Chocó, y de allí cruzan en lancha hacia Capurganá, apodada como “la puerta del infierno selvático”. El trayecto es complicado debido a la inexistencia de caminos, por lo que los grupos suelen andar por senderos estrechos y suelos pantanosos. 

Uno de los factores más subestimados por los viajeros es el calor. Muchos sobrevivientes lo han descrito como sofocante, siendo causa de muchas muertes por infartos y paros respiratorios tras varios días de marcha sin descansos. También es considerable el riesgo por la abundante presencia de animales salvajes, serpientes e insectos venenosos. En un video viralizado en redes sociales, un hombre narra cómo en las noches le costaba dormir por el ruido de decenas de monos gritando a su alrededor.

Pero, sin dudas, el elemento más peligroso del Darién son sus ríos. Los más grandes se deben cruzar en canoas, pero la mayoría suelen atravesar directamente a pie. Algunos coyotes cobran hasta 20 dólares por persona solo para ayudarlos a llegar a la otra orilla. No obstante, debido a que estos cauces se caracterizan por su naturaleza impredecible, con crecidas repentinas. Casos como el de Luz Asleidys Steile y Víctor Rincón son evidencia de su ferocidad, y donde los cuerpos suelen ser encontrados días después, río abajo.

Violencia impune

menores selva Darién - Tapón de Darién - Colombia Panamá
Foto: Cortesía

Cada caravana que se interna en Darién queda a merced no solo de coyotes, sino también de los grupos guerrilleros colombianos y carteles de narcotráfico que operan allí. Diariamente se reportan casos de asaltos, asesinatos y abandonos en medio de la selva. Algunos pueden ser víctimas de reclutamientos forzosos y trata de personas.

Las mujeres constituyen uno de los grupos más vulnerables entre los migrantes. El Centro por la Justicia y el Derecho internacional (Cejil) expresó que suelen ser víctimas de una violencia sexual sistemática, la cual en casi todos los casos suele quedar inmpune. La organización registró durante el año 2021 cerca de 300 denuncias, que incluían hasta violaciones grupales.

Igualmente, muchos migrantes señalan que los coyotes no detienen su paso bajo ninguna circunstancia, siendo capaces de dejar atrás a aquellos que se queden rezagados. A lo largo del camino es normal encontrar personas que fueron abandonadas por su grupo luego de sufrir algún esguince o fractura. En algunos casos pueden morir tras quedar a su suerte por varios días en la selva. 

Cada vez más

Antes de Necoclí, los migrantes solían concentrarse en la población colombiana de Acandí, donde había un campamento de Médicos Sin Fronteras. Sin embargo, debido a la alta tasa de robos y violencia el punto fue quedando cada vez más en desuso. 

Precisamente para evitar zonas peligrosas y recortar trayecto en la selva, muchos migrantes prefieren rodear el tapón por el mar. Hacen la “travesía del Pacífico”, que parte desde Tumaco y Juradó hasta la comunidad panameña de Jaqué. Esto no los libra del riesgo de un naufragio o ataque de embarcaciones piratas, pero suele ser una opción para quienes no pueden continuar caminando. 

A pesar de ser demandante hasta para excursionistas experimentados, diariamente en las caravanas se ven decenas de familias enteras, con niños y adultos de la tercera edad. El Servicio Nacional de Migración de Panamá estima que entre enero y febrero de este año 2.497 venezolanos cruzaron el Tapón de Darién, siendo de lejos el grupo más numeroso entre los migrantes. Y es una cifra que tiende a aumentar cada vez más. “1.700 venezolanos siguen huyendo del país diariamente. Esto no se puede normalizar en la región”, acotó Smolansky.

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