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- La psicóloga Yorelis Acosta mencionó algunos sentimientos que experimentan los venezolanos que se fueron y de sus familiares que quedaron en el país
Venezuela enfrenta desde hace varios años una migración masiva de ciudadanos que por diversas razones buscan una mejor calidad de vida fuera del país. Es una decisión que no solo lleva consigo el temor a lo desconocido, enfrentarse a una cultura distinta, sino que también puede afectar las emociones y la salud mental, tanto de quien se va como de sus familiares que se quedan en el país.
“Cuando hablamos de migración, es un proceso que tiene ya bastante tiempo en Venezuela. Más allá de eso, están los aspectos psicológicos de migrar y su impacto va a estar determinado por varios aspectos: las razones de migrar y las emociones que vayan acompañando ese proceso”, explicó la psicóloga Yorelis Acosta en entrevista para El Diario.
La especialista argumentó que en el caso de la migración venezolana, se hallan emociones “negativas” por llevar “el sufrimiento”, desgaste, duelo y pérdidas.
“En términos generales, las emociones no son ni buenas ni malas, porque tienen ambos aspectos. Ahora, es un proceso tan complejo (migrar) que los que están afuera y los que se quedan en el país, muchos, no se acostumbran a esta nueva realidad (…) Es que siempre a faltar alguien, y sobre todo en estos tiempos de diciembre, donde el venezolano se llama, se encuentra y se reúne”, agregó.
La diáspora venezolana
De acuerdo con datos de la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), de Venezuela han migrado más de 7,7 millones de personas en búsqueda de protección y una mejor vida. El mayor número de migrantes, 6,5 millones, han sido acogidos por países de América Latina y el Caribe.
Las emociones entorno al que se fue
Acosta explicó que algunos migrantes enfrentan un carrusel de emociones, entre ellos el miedo, desconocimiento, tristeza, ansiedad y pensamientos negativos. Sentimientos relacionados con su decisión de abandonar el país.
“Las emociones que están alrededor del migrante pueden ir desde ‘estoy asustado’, ‘me siento indefenso’, ‘desconozco las leyes’, ‘desconozco todos los aspectos culturales y legales de los espacios de acogida’, ‘será que me va a ir bien, será que no’ (…) estas emociones se vuelve patológicas o recurrente y generan cambios de ánimo, aparición de insomnio y preocupación excesiva (…) Pero hay una emoción que acompaña al migrante que tiene que ser muy fuerte y es la esperanza”, mencionó la psicóloga.
Resaltó que al momento de tomar la decisión de migrar, las personas deben desarrollar competencias psicológicas para avanzar de mejor manera en su proceso. Además, consideró que es una decisión que se debe tomar organizada y planificada ante la demanda física y emocional que significa migrar.
“Un migrante no puede estar comparando, es un elemento que se tiene que quitar de los pensamientos. ‘Es que en Venezuela yo tenía, mi casa era’ (…) tú estás dejando un espacio, una historia. Estás dejando tus reglas, raíces, recuerdos y cosas materiales. Las personas tienen que saber que migrar en la medida de lo posible tiene que ser organizado y planificado. Investigar sobre el espacio de acogida y tener un proyecto de vida que los pueda atornillar en ese nuevo espacio”, recomendó la especialista.
Los duelos migratorios
Acosta mencionó que en la psicología existen siete tipos de duelo migratorio que afectan a algunas personas al momento de decidir emigrar de su país. Uno de estos duelos está relacionado con el estrés que causa sentir la pérdida de algo o alguien por la partida.
Los duelos migratorios son:
-El síndrome de Ulises o síndrome del migrante, que está relaciono al estrés crónico y múltiple.
-Duelo por la familia
-Duelo por el estatus social
-Duelo por el espacio geográfico
-Duelo por la seguridad de salud
-Duelo por los grupos de referencia
“Yo incluiría otros duelos que son los recuerdos, los amigos, las cosas materiales. El duelo es eso, el sentimiento de pérdida de las cosas que están ligadas a la separación”, detalló la especialista.
Recomendó a quienes ya migraron establecer en el lugar de acogida nuevos vínculos sociales y no estar solos. Asimismo, aconseja descubrir los elementos culturales del país de acogida, a los que se debe integrar. Explicó que se deben evitar las comparaciones…
“Ya entendimos que la familia es distinta, que los teléfonos forman parte de esta nueva realidad. Los que están afuera es importante que mantengan el contacto y vincularse, hablar con vecinos, sumar a integrantes a esta nueva realidad”, comentó.
El impacto psicológico en el familiar que se queda en el país
Otra parte de la migración tiene que ver con el impacto emocional que se genera en los familiares que se quedan en el país, quienes, al igual que quien se fue, puede presentar sentimientos negativos, tristeza y nostalgia.
“La estructura de la familia cambió, pero también tiene que haber un tiempo de comprensión a la nueva realidad y aceptarlo con un desarrollo de otras estrategias para enfrentar esta nueva realidad. No es posible que después de tantos años de migración sigamos añorando de manera intensa o sintiendo dolor intenso (…) Eso se puede convertir en una tristeza o un duelo patológico que va a requerir atención psicológica”, advirtió Acosta.
La psicóloga explicó que entre los más afectados emocionalmente se encuentran las personas mayores que se han quedado solas en el país y y a quienes el uso de la tecnología para comunicarse les resulta insuficiente y no sustituye la interacción con su pariente que se fue.
“Yo dirijo un servicio de psicología donde tenemos con bastante frecuencia la solicitud de atención de personas mayores que se les hace mucho más difícil porque la persona mayor generalmente ya está sufriendo un desgaste físico, además de otros problemas de salud”, indicó.
Otro grupo vulnerable es el de los niños que tienen a sus padres en el exterior. La especialista comentó que son niños que están creciendo con una imagen materna o paterna a distancia que si no los tratan bien y no hay una figura parental fuerte, esto puede generar traumas o dejar huellas de aspecto psicológico.
“Estamos viendo ansiedad en los niños, insomnio e incluso aspectos de enfermarse por fuentes psicológicas de origen. También, pueden haber cambios conductuales, bajo rendimiento e incluso dolores de cabeza, molestias estomacales y otros aspectos emocionales y de personalidad”, argumentó. Comentó que el contacto telefónico es fundamental.
La especialista reiteró la importancia de que las personas que migraron busquen espacios en el país al que llegaron que los motive a avanzar en ese nuevo entorno y para quienes quedaron en Venezuela, igualmente, construir nuevas experiencias con lo que les ofrece la realidad actual.
¿Qué hacer si un migrante tiene depresión?
De acuerdo con Psyalive Conexa, estudios realizados por distintas organizaciones en Estados Unidos y Europa concluyen que los niveles de ansiedad y depresión en inmigrantes es dos a tres veces mayor que el de los nacionales.
Las recomendaciones:
-Construir redes de conexión y apoyo
-Establecer límites en las rutinas diarias (trabajos o estudios)
-Dormir y ejercitarse regularmente
-Buscar asesoría y ayuda psicológica que se especialice en inmigración
-Evitar estar conectado mucho tiempo en las redes sociales
-Organizar y cuidar las finanza
