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  • La exposición El Venerable se inaugurará el 26 de mayo en la Galería Freites hasta el mes de agosto. En cada pieza, su autora busca explorar las diferentes aristas de la vida del actual beato, tanto en el plano divino como en el terrenal

La figura de José Gregorio Hernández se alza sobre la sala de la Galería Freites como una presencia tanto física como espiritual. Su rostro se reproduce a lo largo de cada pared, no solo con la imagen de él que ha quedado grabada en el imaginario popular venezolano en una de sus pocas fotos tomadas en vida, sino que adquiere volumen y luz en cada formato, mirando fijamente desde un busto o caminando con un perro a su lado.

Todas estas manifestaciones del actual beato forman parte de la exposición El Venerable, de la artista venezolana Gaudi Esté. Se inaugurará el 26 de mayo en el piso 1 de la galería, ubicada en la urbanización Las Mercedes del municipio Baruta, estado Miranda, y se mantendrá en exhibición hasta el mes de agosto.

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Foto: Jordan Flores

El Venerable es el resultado de más de cuatro años en los que la artista se dedicó a investigar la vida de José Gregorio Hernández y a explorar su imagen a través de la escultura. Consta de 11 piezas, entre ensamblajes e instalaciones, en su mayoría tallados en madera de cedro como suele caracterizar la obra de Esté, aunque también incorporando nuevas tecnologías, como la creación con figuras con impresoras 3D. 

Perros y gatos

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El gato y el doctor (2023). Foto: Jordan Flores

Al subir a la sala, una de las primeras obras que se encuentra es De paseo, una escultura bidimensional en madera policromada en la que aparece José Gregorio caminando junto a un perro. La relación del beato con los animales, más que basarse en hechos históricos, son elementos recurrentes en el trabajo de Esté, quien comentó durante un encuentro con la prensa en la Galería Freites que incluyó como una forma de representar la conexión de José Gregorio con su lado más terrenal y cotidiano. 

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El perro tiene una connotación de fidelidad con el ser humano, pero además, en religiones antiguas como la egipcia o la maya, era una deidad”, comentó la artista.
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Venerable con perro (2023). Foto: Jordan Flores

Esto se repite en otras piezas como Gregorio, un figura impresa con filamentos en 3D, acompañada por un gato de madera. Esta técnica también se aplica en Venerable con perro, una serie de siete columnas de madera que plasman una secuencia del personaje junto a un perro en diferentes ángulos, tallados de forma digital con una combinación de madera de algarrobo y poliuretano. 

Con El gato y el Doctor, se puede apreciar una escultura de dos metros de altura de Hernández, nuevamente acompañado por una mascota, quizás como un reflejo de la atracción que sienten los animales hacia personas con energías positivas. Esté destaca la diferencia entre la estatua y el tamaño real de José Gregorio Hernández, quien de acuerdo con sus investigaciones, era más bien de baja estatura y muy delgado. Lo ve justamente como una cuestión de perspectiva de aquellos personajes “engrandecidos” por el imaginario colectivo en sus recuerdos.

Uno y trino

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Siervo, docente y beato (2023). Foto: Jordan Flores

Otro de los elementos con los que Esté juega en su exposición es la dualidad de un hombre que camina entre la mortalidad y lo divino. Una persona real, que si bien es conocido por su fe y abnegación, también fue un científico que trajo a Venezuela el primer microscopio a finales del siglo XIX y fundó la primera cátedra de Bacteriología de Latinoamérica. Además, agrega Esté, era una persona que disfrutaba bailar en las fiestas de su época, llamadas saraos, amaba tocar el piano y tuvo una amistad cordial con el dictador Juan Vicente Gómez.

En una pared amarilla, se levantan tres bustos de madera y resina. En su nombre, se plasman estas diferentes facetas de un mismo individuo: Siervo, docente y beato. Al otro lado, una impresión sobre madera de José Gregorio en su forma más clásica se asoma por un volado de la sala en Miradas, como saludando desde un balcón. La artista comenta que el modelado digital le permitió reproducir masivamente al personaje para cada obra en diferentes tamaños. Esto se manifiesta en Conjunto, una secuencia de figuras impresas con filamento 3D que se repiten a lo largo de otra pared blanca. 

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Penumbra (2023). Foto: Jordan Flores

A su lado está una de las piezas más curiosas. Penumbra es una puerta de madera con una forma de color negro, sobre la cual se distigue la silueta de José Gregorio. Esté reconoce que se produjo como el negativo de otra pieza que había pintado sobre un lienzo que estaba templado a la puerta, y cuyos pigmentos permearon a la puerta dejando grabada su forma. Un efecto accidental, pero similar al de las apariciones de figuras divinas sobre objetos cotidianos. 

Altares

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Milagritos (2023). Foto: Jordan Flores

Así como se ve al hombre, también está el símbolo. En Milagritos, la artista construyó una caja con la silueta reconocible de José Gregorio. En su interior, están atados a una rejilla candados, llaveros y dijes que representan exvotos de los favores que el beato ha cumplido a los feligreses que le piden sanar algún padecimiento. La idea de esta pieza es ser interactiva, y que al igual que en las iglesias, el público pueda dejar sus propios votos como una promesa de potenciales nuevos milagros por cumplir. 

Esa misma temática eclesiástica se repite en Cirios, una serie de cajas de luz con litofanías que representan precisamente aquellos velones tan importantes en las ceremonias cristianas, y que también se encienden en tiempos de vigilia y oración. Finalmente, Sin título arma dentro de un marco para lienzos un ensamblaje de materiales diversos. Desde frascos con pastillas y una inyectadora, hasta juguetes, estampas religiosas y figuras de José Gregorio y la Virgen María. 

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Sin título (2023). Foto: Jordan Flores

Toda la pieza se construye como un altar típico de los hogares latinos, lleno de objetos de eclécticos y dispares, pero también como una síntesis de la propia vida de José Gregorio, con recortes de la prensa de su época, imágenes de su natal Isnotú (Trujillo) o fotos suyas de joven y de otras personas que marcaron su vida, como los doctores Luis Razetti y Francisco Antonio Rísquez, o el propio Juan Vicente Gómez. 

Perfil de la artista

Gaudi Ríos (Esté de casada) nació en Los Teques, estado Miranda, en 1947. Cursó clases de dibujo técnico y arquitectónico en Caracas, y en 1968 estudió pintura en el Instituto Politécnico de Richmond, en Inglaterra. De regreso a Venezuela, durante la década de los setenta, estudió arte puro, cerámica y escultura en la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas.

Desde el inicio de su carrera ha trabajado principalmente la madera, realizando al principio juguetes artesanales, y luego figuras de humanos, animales e híbridos entre ambos. En 1983 tuvo su primera exposición individual en la Galería Minotauro de Caracas titulada Gente, y que comenzaría una larga serie de obras en las que cuestiona conceptos como el poder y la dominación a través de sus seres antropomorfos. En 1983 ganó el Premio Andrés Pérez Mujica del Salón Arturo Michelena.

Durante la década de los ochenta continuó haciendo exposiciones individuales en Minotauro (1983), la Galería Freites (1987) y el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Ímber (MACCSI, 1991). También ganó en 1984 el Premio Universidad Metropolitana y en 1988 el premio de la Bienal de Artes Visuales del Museo de Bellas Artes.

En 1991 presentó en el MACCSI su exposición Las formas del poder, y ese mismo año vuelve a ganar en el XIX Salón Arturo Michelena el Premio Antonio Herrera Toro. También ganó el Gran Premio del XVI Salón Aragua. Posteriormente se dedicó a su serie de esculturas animales Devoción, Sediciosos y Nagual, las cuales se exponen en diferentes espacios de España y Estados Unidos.

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Foto: Jordan Flores

Esté reconoce que antes de comenzar su investigación, José Gregorio Hernández no era una figura de particular devoción para ella o su familia. En abril de 2020, la Arquidiócesis de Caracas anunció que el Vaticano había dado luz verde para la beatificación del “médico de los pobres”, la cual se formalizó el 18 de junio. En ese tiempo, la artista fue invitada a participar en un concurso abierto por un estudio de arquitectura para crear una obra que se instalaría en el santuario Nuestra Señora de La Candelaria, donde reposan los restos de Hernández.

Originalmente Esté concibió una escultura de José Gregorio contenida dentro de una caja acrílica y que estaría suspendida en el aire, dando el efecto de que la figura levitaba. Su propuesta resultó ganadora, pero jamás llegó a concretarse debido a que el proyecto de reformas para la iglesia se canceló. Esté ya había comprado los materiales para hacerlo, por lo que movida por la curiosidad y el encierro por la pandemia de covid-19, se dedicó a estudiar más sobre la vida de José Gregorio Hernández, y trabajar en su taller.

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Conjunto (2023). Foto: Jordan Flores

“Luego de que comienzo a estudiarlo me doy cuenta de que es una figura popular dentro y fuera de nuestro país. Puedes conseguir la imagen de José Gregoria pegada en los hogares, en las iglesias, en las santerías —porque en la santería utilizan a José Gregorio en cultos como el de María Lionza—. Entonces de esa forma me voy acercando a la historia de él desde lo popular”, afirmó Esté.

Venerable

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Foto: Jordan Flores

El nombre de la exposición alude al término “venerable” usado por la Iglesia católica para referirse a personas con virtudes reconocidas, pero que aún están en proceso de santificación. Hernández había sido declarado venerable por el papa Juan Pablo II en 1986, manteniéndose así hasta su beatificación por el papa Francisco. Y al ser ese título un puente que aún conectaba a José Gregorio a su vida terrenal, Esté lo consideró más apropiado para su obra. 

La artista indicó que todo este trabajo sobre José Gregorio Hernández sigue la misma línea de investigación sobre la divinidad y la fe que ya había explorado en exposiciones anteriores como Fetiches, ritos y devociones (Corp Banca, 2005) o Modos de la devoción (2011), la cual se presentó en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, Colombia. 

“Todos tenemos algo de religiosos. Incluso si eres ateo, siempre va a haber algo de religión que de alguna forma se escapa”, agregó. En su caso, confesó que ahora tanto ella como su hijo se han vuelto devotos del beato, cuyo camino a la santidad ya comenzó en el Vaticano para su proceso de canonización.

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